Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
Hace apenas unos pocos años, se sabía de odontólogos que creían que sus amplios conocimientos eran suficientes para lograr el éxito de su clínica dental.
Muchos de ellos se quedaron esperando el regreso de pacientes que, por otros motivos, se iban hacia otros rumbos. “Ya regresarán”, decían, o “ya vendrán nuevos pacientes”. Pero, para muchos nada de eso sucedió.
Y es que, si bien siempre ha sido básico tomar en consideración diferentes aspectos para lograr posicionar una clínica dental, es apenas en estos tiempos que se le da importancia a la gestión de estas.
Profesionistas actualizados tanto en teoría como en práctica son el pilar de una serie de requisitos que deben “confabularse” para tener no solamente un consultorio dental sino un negocio próspero.
¿Qué se requiere?
No se necesita mucho conocimiento para saber que, independientemente de un diagnóstico y tratamiento exitoso, a las personas nos gusta que nos traten bien: “el hombre se interesa ante todo por sí mismo”, que se nos tome en cuenta; nos gusta ser parte de, más aún si se paga para recibir un servicio, y eso es lo que los odontólogos son: prestadores de servicios médicos.
Entonces, desde el primer contacto del posible paciente, digamos por algún medio digital, como internet o red social como WhatsApp, se debe considerar ofrecer una pronta respuesta a cualquier solicitud de este, sea cita o información de la clínica.
Está comprobado que las percepciones sobre algún servicio, persona, institución, etcétera, cambian, para bien o para mal, dependiendo de el tiempo y la forma en que se responde.
Si un paciente solicita atención por plataformas digitales o vía telefónica, y se le responde tres días después, probablemente ya esté sentado en el sillón odontológico de otro consultorio.
Algo parecido sucederá si durante el primer contacto presencial en la recepción del consultorio no se tiene al personal ni los protocolos adecuados.
Cumplir con los horarios de atención es fundamental para generar confianza y seguridad, además de susurrar con ello al paciente “me importa mucho tu tiempo y el mío porque respeto tus actividades y mi trabajo”.
Un recibimiento con una sonrisa de alguien perfectamente identificado como recepcionista, sea con uniforme o gafete, así como una explicación clara de lo que seguramente se tiene que llenar en formatos durante la primera consulta, mientras se le proporciona lo necesario, abren la puerta a seguridad.
Pulcritud. Si en cualquier parte es primordial, en consultorios debería ser ley. Contar con mobiliario impecable tanto en recepción como dentro ya de donde está el sillón dental y el equipo, es tener un “cheque al portador” en cuanto una decisión positiva para permanecer y tomar ahí el tratamiento.
Equipos e instalaciones modernos: poco a poco están tomando fuerza para situarse entre los preferidos de odontólogos, dado el enorme avance tecnológico y su difusión por facilitar y perfeccionar procedimientos. Eso, el paciente lo sabe y muy probablemente lo preferirá.
Es así que una atención empática al paciente desde su ingreso a la clínica, un entorno agradable estructuralmente hablando, el uso de algunas herramientas dentales actuales, y, por supuesto, una atención dental con tratamientos y procedimientos profesionales, exitosos, producto de la existencia de profesionistas preparados, son elementos imprescindibles en lograr una clínica dental capaz de permanecer por mucho tiempo en el gusto del paciente y de sumar nuevos, de manera continua.