Introducción
Los dientes establecen los elementos más comunes y mejor simbolizados dentro de los registros prehistóricos; a lo largo de esta investigación se ha confirmado que la evolución del hombre se basa en la forma de todos los dientes y no solo de los molares, el propio proceso evolutivo por sí mismo hace más factible que exista anodoncia de laterales en el futuro y no de molares como la universidad lo ha hecho creer. Una larga y concisa investigación sobre la evolución del hombre, ha orillado a seguir la pista de qué tan importantes son los órganos dentarios dentro del ciclo evolutivo del hombre.
La anatomía dental
La estomatología hoy en día es de gran utilidad en diferentes ciencias, como son la paleontología, arqueología, antropología física, antropología forense y la odontología forense. En la actualidad es de suma importancia la anatomía dental, por su gran diversidad y tipologías propias dentro del ámbito de la odontología clínica, legal y forense, así como ciencias afines como son la antropología y la arqueología, por citar algunas, porque en relación al estudio del hombre, ayuda a definir ancestría, edad, sexo y talla, y a partir de ello establecer las características poblacionales y fundar relaciones filogenéticas.
Objetivo
Saber de qué forma y porqué han evolucionado los molares y si realmente llegaría el día en que prácticamente desaparecieran del aparato estomatognático debido a la evolución del hombre. El presente análisis bibliográfico muestra la evolución que, a través de los millones de años, ha tenido la especie humana.
Evolución de los órganos dentarios
Los dientes de los vertebrados, en particular los de los mamíferos, muestran gran diversidad de formas y tamaños, resultado de las adaptaciones al medio ambiente, a los recursos alimentarios (dieta) y definitivamente a su hábitat.
Los órganos dentarios componen los elementos más comunes y mejor representados de los restos fósiles, su evolución se basa, en gran medida, en su anatomía, la dentición de los primates se considera poco especializada comparada con la de otros mamíferos, pero con bastantes características concretas y precisas.1,3
Se considera que todas las alteraciones son derivadas y que se han elegido mecanismos de especialización en función de la alimentación de cada grupo de mamíferos, del que por supuesto los humanos formamos parte.
La Heterodoncia
Es el resultado de la evolución morfológica de los dientes desde el modelo coniforme primitivo de otras especies hasta los modelos multituberculares, que provee a los dientes de crestas, surcos y aristas que permiten cortar los alimentos durante el proceso de la masticación.
Los modelos de dentición
La enorme variedad de estos, existentes en los mamíferos actuales, implica diferencias en el número, tamaño, forma y disposición de las cúspides de los molares, se recalca, una vez más, que el tamaño y la forma de los dientes es un guía muy importante de la dieta y la función dental. La gran variedad de características dentales permite distinguir diferentes formas de las coronas dentales, que son adaptaciones de función relacionadas con el procesamiento de los alimentos.
La dentición de los homininos
Los primeros homínidos bípedos, como los Australopitecos afarensis, son los que presentan dientes más generalizados, ya que mantienen la morfología ancestral bunodonta (molares con cúspides bajas, redondeadas y poco desarrolladas) adecuadas para la trituración de frutos y semillas, que era el tipo de alimentación que tenían al ser recolectores.4,6 (Fig. 1)
Los homininos hemos perdido el canino dimórfico y el premolar sectorial como resultado de la reducción del tamaño dental y posiblemente por el cambio en los modelos reproductores de nuestros ancestros.
En definitiva son muy pocas las características de la dentición humana que nos hacen diferentes a los demás primates hominoideos, ya que poseemos la misma cantidad de órganos dentales, la formula es (2123), 2 incisivos, 1 canino, 2 premolares y 3 molares, los molares actualmente siguen teniendo una forma bunodonta (molares con cúspides redondeadas y poco desarrolladas) y no se ha modificado el patrón ancestral de las cúspides; cuatro de los molares superiores y cinco de los primeros molares inferiores, lo que han cambiado en los humanos modernos son los segundos y terceros molares.
Con ello se puede asegurar que los rasgos característicos de nuestra descendencia son:
- La reducción propia del tamaño de los caninos.
- La desaparición de diastemas y de la morfología sectorial del primer premolar inferior, que hacía junto con el canino dimórfico que desempeñaba una función de tijera para el corte de los alimentos.
- La disminución del patrón Y5, que hace referencia a cinco cúspides de los molares inferiores a +4 en segundos y terceros molares inferiores.
Las primeras adaptaciones dentales que se han encontrado en restos fósiles de los primates, se cree que son a causa de las características propias de los tipos de alimentos, debido a las propiedades fisicoquímicas.
Cuando el órgano dental se forma queda ya plasmado su fenotipo y su forma no va a modificarse por una labor propia, ya que están sujetas a un control de genética y herencia, sin embargo sí modificará su morfología por factores de usos y costumbres, al utilizarlos como una herramienta de corte y para la alimentación.
Las unidades dentales se pueden emplear para señalar el tipo de alimentación de algunos homínidos, así como los modelos de vida tanto individual como de grupo y las relaciones biológicas en su contexto cronologicocultural.
La dentición de los homininos es ya mucho más especializada, se detalla antropológicamente que los molares inferiores presentan una forma alargada mesiodistalmente y se identifican por tener ordinariamente cinco cúspides en total, con tres cúspides por su cara vestibular (protocónido, hipocónido e hipoconúlido) y dos por su cara lingual (metacónido y ectocónido), con lo que así se forma el patrón
Los molares superiores son cuadrangulares y presentan un trígono formado por tres cúspides: paracono, metacono y protocono, y un talón con una gran cúspide distolingual, llamada hipocono. En las piezas superiores o del maxilar la terminación es ono y en las inferiores ónido, de ese modo hay protocono (superior) y protocónido (inferior).
Evolución de la cara y los maxilares
Otra tendencia evolutiva en homininos consiste en la reducción de la cara y los maxilares, muy posible por el desarrollo natural de su adaptación a la vida en los árboles que se asocia de igual forma a la disminución olfativa y a la rotación hacia delante de las órbitas oculares, para una visión estereoscópica (la que por medio del cerebro integra dos imágenes en una sola de forma tridimensional). Queda claro que esta tendencia evolutiva de los maxilares da como resultado la disminución de órganos dentales para reducir el apiñamiento o amontonamiento dental. (Fig. 2)
Nomenclatura antropológica y odontológica
Los nombres y la nomenclatura de las cúspides de los dientes que se utiliza en el campo de la zoología y la antropología son diferentes a los que se emplean dentro de la odontología, en específico en la anatomía dental. (Tablas 1 y 2. Fig. 3)
Evolución
Una vez comprendida la nomenclatura antropológica y sus diferencias con la odontológica, se puede comentar que los humanos modernos poseemos una dentición muy sutil, delicada y de un tamaño muy pequeño, comparada con otros mamíferos, y se considera que es de aparición reciente en nuestro linaje, aproximadamente de 6 a 8 millones de años, aunque se han observado diversos cambios en forma y tamaño según la especie desde los homínidos bípedos, así como el tipo de alimentación y lugar de residencia como los Australopitecos, pasando por los Ardipitecos, el Homo habilishomo antecessor, Neandertal, Homo sapiens, hasta llegar al Hombre de Cro Magnon, los cambios a través de los últimos miles de años han sidopocosynomuyvariables.6,8 (Fig.4)
Posición, tamaño y origen evolutivo de las cúspides
El Australopitecos anamensis, afarensis y robustos
Se debe enfatizar que esto es fundamental en las investigaciones de la evolución dental. El Australopitecos anamensis y el afarensis, presentaban aún un canino de un tamaño un poco más grande, aunque no sobrepasaba la altura de las coronas dentales, y un ligero diastema, los molares eran más burdos, con el esmalte grueso y bordes redondeados en coronas dentales, por lo que se deduce que es el resultado de una dieta blanda a base de frutos y semillas, su base dental sigue siendo 2123. (Figs. 5 y 6)
En cambio el Australopitecos robustos, presenta ya una capa de esmalte más gruesa, lo que indica una adaptación posible a cambio en sus hábitos alimenticios, como vegetales abrasivos y raíces.
La forma de los molares se mantiene en todo el género Australopitecos, cuyas características incluyen que son más largos en sentido mesiodistal que vesti- bulolingual, mantiene el patrón Y5 y tienen cinco cúspides vestibulares.
Homo
Al hablar de un linaje más evolutivo se encuentra este género en el que se puede observar un molar más corto mesiodistal, más cuadrado y con la reducción de la quinta cúspide distal del segundo molar inferior con un patrón +4 y disminución en los terceros molares.5,6
Referente al tamaño dental del género Homo, se puede decir que existe una gran homogeneidad en todas las especies desde el H. heidelbergensis (400 mil años) y H. sapiens (120 mil – 12 mil años), y que los dientes que tienen variantes en su tamaño por ser más grandes corresponden a las especies de H. antecessor (800 mil años) y Neanderthal (120 mil – 32 mil años).
El Homo sapiens, quien ya era cazador, recolector y productor de alimentos, muestra una variabilidad en forma que es el resultado de múltiples factores adaptativos y su tamaño es ligeramente más alargado.
Neanderthal
Es hasta éste que la dentición tiene un punto de recuperación o crecimiento debido a los cambios muy notorios de la alimentación, el esmalte es más grueso por los alimentos abrasivos que requerían de una fuerza masticatoria,4 hay que recordar que ya era un hombre de caza y que utilizaba herramientas, su dentición se vuelve más robusta con molares más gruesos y anchos (megadoncia).
Es aquí donde se descubren rasgos biológicos evolutivos novedosos en los dientes (apomorfia), probablemente derivada de una especie ancestral desconocida, ya se encuentran los incisivos de pala con convexidad labial y tubérculo lingual desarrollado, premolares con contorno lingual asimétrico y molares muy grandes con aumento y alargamiento de cámara pulpar y raíces cortas; lo que se conoce como taurodontismo. (Figs. 7 y 8)
Conclusiones
El modelo dental de los humanos actuales, definitivamente no apareció de repente ni de improviso, sino que han pasado por todo un proceso evolutivo, los estudios refieren que algunas características, en particular de desarrollo, han permanecido constantes desde aproximadamente 60 mil años.
La forma de los dientes muestra repeticiones de carácter fenotípicos que permiten observar diferencias y semejanzas entre poblaciones.
La odontología es una ciencia que siempre ha sido de gran importancia en los estudios de evolución, es un apoyo grande para la antropología, en la que se advierte que el estudio de los restos fósiles van de la mano con el de los maxilares y dientes en la identificación y clasificación de restos óseos para el estudio de la evolución humana, con ello los autores concluyen que en este andar y contante camino, los humanos no perderán el tercer molar, ya dependerá del linaje o ancestría que pudiese tener una anodoncia de este órgano dental. Se hace evidente que nuestros antepasados no tenían más de tres molares, todos los estudios antropológicos demuestran una variabilidad de forma y tamaño, según la especie, pero una constante de 2 incisivos, 1 canino, 2 premolares y 3 molares.
M. en OLYF. Brenda Jheman López
Docente Universidad Mesoamericana Puebla. Jefa de Relaciones públicas del Colegio Nacional de Cirujanos Dentistas Militares y Navales.
M. en C.P. Erika Araceli Soria González
Docente titular “C” CICS UMA IPN. Maestría en Ciencias Penales INACIPE. PGR. Perito odontóloga forense. Coordinadora del seminario de titulación Odontología Legal y Forense, CICS UMA.
Revista Odontología Actual / año 17, núm. 210, Octubre de 2020