Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
Un término que pocos hemos escuchado, pero que es el “pan de cada día”: el síndrome del impostor.
Definido en forma concreta es la sensación de poca valía a nuestros logros laborales. Y, según información de un artículo publicado en la Gaceta de la UNAM**, el 70 % de la población mundial lo ha tenido en alguna ocasión.
Significa que 7 de cada 10 personas adjudican sus triunfos académicos y de trabajo a un golpe de suerte; a la ayuda de otros; o a situaciones ajenas a ellos. Incluso ni con documentos que avalen su capacidad, o con el reconocimiento de sus compañeros de trabajo y familia, quienes padecen este síndrome sienten que son logros adquiridos por esfuerzo, educación, tenacidad, propios.
¿Quiénes no lo han sentido? Definitivamente, pocos. Y los dentistas no son la excepción. Egresar de la carrera para enfrentarse al mundo laboral, o ir escalando poco a poco a nivel profesional, son hechos que generan mucha confianza, sin embargo, también se produce el temor al cambio, a los nuevos retos que ese avance profesional significa.
Diferentes instituciones hablan de este síndrome y algunas de sus definiciones son: “la creencia irracional de no sentir confianza en sí mismo” (Dra. Laura Barrientos Nicolás, Facultad de Medicina, UNAM); “el síndrome del impostor no es en realidad un desorden; es un fenómeno muy común entre la gente de alto rendimiento, quienes frecuentemente creen que no están a la altura de las circunstancias o que cualquiera puede saber más que él, etc.”** (Dra. Sheela Raja, psicóloga clínica y profesora asociada de la Universidad de Chicago, Illinois, colegios de Medicina y Odontología)*.
Estas personas padecen de una insatisfacción permanente, así como ansiedad al sentir que no logran sus metas como ellos desean. Pareciera que sus logros se van a un saco roto que nunca puede llenarse.
Causas
A decir de los expertos, sus causas son multifactoriales: psicológicas, sociales, e incluso biológicas. Las comparaciones y sobreestimaciones en la infancia, por ejemplo, dice la Dra. Laura Barrientos, pueden provocar este comportamiento en etapas posteriores: “tú eres mejor que”, “tu amiguita es mejor porque…”, “no podrás hacerlo”, etc.**
También, lo señala Sheela Raja*, en ocasiones pertenecer a grupo con alguna clase de marginalización puede promover la aparición de este síndrome, ya que se cuenta con menor apoyo social, menores colegas con quien compartir, menos modelos a seguir, la sensación de no pertenencia, etc.
Qué hacer
Para la doctora Barrientos, si este síndrome afecta ya las relaciones interpersonales y laborales, se debe acudir a un psicólogo que lo ayude a identificar este tipo de creencias erróneas y trabajar en ellas.
La Dra. Sheela Raja, por su parte, sugiere “cuidar muy bien lo que pensamos de nosotros mismos”, ya que los sentimientos del síndrome del impostor están muy ligados al perfeccionismo; recomienda, también, pedir apoyo de personas en las que se confíe, en los maestros si se es estudiante; guardar cualquier detalle que recuerde que el logro es de uno mismo, como alguna tarjetita que un paciente nos haya otorgado agradeciendo nuestro trabajo, celebrar cualquier actividad, tarea o trabajo aun cuando no resulte perfecto, identificar todas aquellas cosas buenas de nosotros mismos aun cuando no sean del aspecto laboral, etc.
Fuentes:
** Fernando Guzmán Aguilar. gacetaunam.mx/que- es -el- síndrome– del impostor. Feb 2022
*David Burguer. What´s the “imposter syndrome” and how to overcome it. New Dentist. ADA Organization. October 2022. Revisado en: https://www.ada.org/-/media/project/ada-organization/ada/ada-org/files/publications/new-dentist-news/ndn_october2022_fnl.pdf?rev=9bb8608bc25b43aa94eac84a42ddaa33&hash=2955730627A7C3BB3C70FA6C3EFA9581