Dada la historia tan interesante del cepillo dental, a través de los siglos, y de la importancia que tiene como coadyuvante en la higiene bucal, quisimos explorar un poco sobre la evolución del cepillo dental eléctrico hasta convertirse actualmente en una herramienta muy útil, tanto para el paciente como para el odontólogo que pudiera recomendarlo, dadas sus inigualables características.
A través de la revisión bibliográfica, encontramos que el cepillo dental eléctrico, en una primera instancia, se inventó con la finalidad de facilitar la limpieza bucal en personas que utilizaban aparatos ortodóncicos o que tenían algún tipo de limitación física. Fue creado en Suecia por Phillipe Guy- Woog –se menciona mayormente que fue en el año de 1954, aunque algunos indican que fue en 1939-. Posteriormente, una empresa francesa lo retomó y, finalmente, llegó a Estados Unidos en 1959, dándose a conocer en el centenario de la Asociación Dental Americana. Salió al público en general en 1960. Su novedad era que podía conectarse a la corriente eléctrica para generar el movimiento automático.
Desde entonces a la fecha, se han creado 3000 patentes aproximadamente, para beneplácito de los consumidores, quienes reciben lo mejor de los estudios, tecnología y evolución en su dentadura, productos del interés de quienes los fabrican por ofrecer lo mejor.
En la misma década de los 60, una empresa estadounidense presentó otro modelo, el cual, a diferencia del importado, era inalámbrico y sus baterías podían recargarse. Y aunque presentaba algunos inconvenientes (el cepillo se recargaba sobre su base, lo que no resultaba bueno para las baterías, además de que estas eran de níquel cadmio y poseían poca duración), las empresas se percataron de la fascinación de la gente por este tipo de cepillos y comenzaron a perfeccionarlo.
Hoy día, los modelos y características de funcionamiento son muy variadas. Existen estudios sobre la efectividad de los cepillos eléctricos en comparación con los manuales. En muchos, se dice que no hay diferencia, dado que es la forma de cepillarse y el tiempo de la limpieza, lo que da los resultados.
Sin embargo, investigaciones como la realizada por Vinai Pitchika y su equipo de la Unidad de Periodontología de la Universidad de Medicina de Greifswald, en Alemania, quienes dieron seguimiento a más de 3000 personas durante 11 años, para conocer los resultados de utilizar cepillos eléctricos y manuales, aseguran que sí, que los cepillos eléctricos promueven un mejor cepillado, reduciendo la caries, la periodontitis y la pérdida de dientes (bbc news mundo 2019).
Otra interesante investigación, realizada en Japón por Akane Takenouchi et al., de la Taiyo School de Higiene Dental, en Arakawa-ku, Tokio, sobre la importancia del ultrasonido y los cepillos dentales sónicos en el estado de la salud bucal, obtuvo como resultados la reducción de placa bacteriana y el aumento del flujo de saliva no estimulada, después de 4 semanas de uso.
¿Por qué? ¿Qué los hace especiales? Veamos:
Los cepillos eléctricos cuentan principalmente con dos tipos de movimientos:
Movimientos oscilatorios y movimientos sónicos:
Oscilatorios: basan su tecnología en una acción mecánica de movimientos rotatorios en ambas direcciones. La velocidad suele ser de entre 5.600 y 8.800 oscilaciones por minuto. La tecnología oscilante pulsátil, además, otorga movimientos transversales que llegan hasta los 40, 000 mil por minuto. Unidos, rompen la cadena de crecimiento de las bacterias en la cavidad bucal.
Sónicos: emiten vibraciones sónicas de alta frecuencia; algunas llegan a ser de 47 000 a 62 000 por minuto, lo que aunado al movimiento mecánico produce una acción hidrodinámica que genera la formación de pequeñas burbujas de saliva que contienen oxígeno, a través de las cuales se puede acceder a sitios difíciles como los espacios interdentales. Asimismo, el oxígeno es capaz de reducir o eliminar bacterias anaerobias e impedir la adhesión de la mayoría a las superficies dentales.
Ventajas:
Una de las ventajas principales es que, la forma de cepillarse no es aquí importante; el cepillo lo hace todo. Es solo cuestión de “moverlo de un diente a otro y asegurarte de cubrir toda la superficie” comentó el especialista en Periodontología, de Alemania, Vinai Pitchika. A diferencia del cepillo manual, en cuyo caso, es la técnica de cepillado la que determina su efectividad, no por ello menor, en la remoción de placa bacteriana.
El tamaño y forma del cepillo puede considerarse, también, como una ventaja al tener mango largo y cabezal redondo (normalmente), lo que facilita el acceso a sitios más difíciles de la boca. Existen cabezales alargados, más parecidos a aquellos de los cepillos manuales, que pueden cubrir más espacio dental aunque no llegar a zonas profundas o alejadas de la entrada de la cavidad bucal, como los redondos. En ambos casos, existen diferentes tipos de durezas y deben remplazarse cada 3 o 4 meses, ya que al igual que los manuales, sus cerdas llegan a perder eficacia y a contaminarse con el tiempo.
La higiene bucal a través de los cepillos eléctricos reduce la posibilidad de abrasiones o daño a las encías, gracias a sus temporizadores que indican cuando hay que parar, así como sensores que detectan si se está ejerciendo una fuerza mayor a la debida.
Tal vez algún paciente tenga dudas sobre si un niño debe usarlo o no. Al respecto, se revisó literatura en la que, si bien se comenta que el uso del cepillo manual en los infantes ayuda a desarrollar funciones motoras de coordinación, el cepillo eléctrico no tiene impedimentos para ser utilizado por ellos, salvo en casos de: ortodoncia, dado que puede existir el riesgo que desprenda algún aparato. En tal situación se recomienda o la vigilancia de un mayor o el uso del cepillo manual.
De la misma forma, si existe una zona de la boca lastimada o se ha practicado una extracción o cirugía, es recomendable esperar a “sanar” para utilizar el cepillo eléctrico. Muy probablemente uno manual pueda manejarse con más tranquilidad en ese periodo. En adultos, sin embargo, la ortodoncia o los implantes, no son impedimento para el uso de los cepillos eléctricos. Existen algunas marcas que han demostrado su efectividad, gentileza y cero abrasión con este tipo de casos.
Como hemos visto, los cepillos eléctricos cuentan con características por demás benéficas y con evidencias científicas de su capacidad para mejorar el estado bucal: reducen la gingivitis; eliminan la placa bacteriana de manera óptima; son seguros y no causan problemas clínicos relevantes en relación a los tejidos blandos o duros; mejoran la condición de los índices periodontales en pacientes con implantes, son prácticos, altamente funcionales y con resultados muy agradables al paciente.
Existen tantos tipos de cepillos como gustos y necesidades, es el odontólogo quien puede recomendar su uso a partir del conocimiento de cada uno, pero siempre con la confianza de que prescribirán una herramienta ya vital, en el cuidado de la higiene bucal.
Fuentes:
canalsalud.imp.es
slimdental.com
saludbucaldentalaid.com
Takenouchi A, Matsukubo T, Matsukubo MS, Satoho Y, Arai H, et al. (2016) Efectos del ultrasonido y los cepillos de dientes sónicos en el estado de higiene bucal. J Oral Hyg Health 4: 208. doi: 10.4172 / 2332-0702.1000208