Por: Jacqueline Menchaca /blog/newsletter
Faltan solo unos días para festejar Noche Buena y Navidad. Esta es una época donde los sentimientos buenos afloran, donde se siente más compasión por los desvalidos y causas nobles, y, principalmente, cuando empiezan a surgir buenos deseos para el año siguiente.
Sea a nivel personal o profesional.
Si bien a nivel personal cada quien se plantea mejorar en ciertos aspectos de su vida, en el ámbito profesional hay un aspecto que, de forma casi unánime, toma forma nuevamente y se fortalece: la empatía y calidez hacia el paciente.
A un par de años para llegar al cuarto de siglo de este XXI, donde la tecnología y la era digital inundan la vida del mundo en todas sus facetas, la necesidad de parar en este vertiginoso avance para retomar aspectos básicos como seres humanos es imperante.
Y en la Odontología pasa algo similar.
Los avances en la tecnología aplicada en los medios de diagnóstico y tratamiento, con precisiones impresionantes, y que facilitan el trabajo del especialista, no solo en tiempo sino en resultados, en ocasiones alejan las relaciones interpersonales dentista-paciente.
Aplicaciones, consultas virtuales, procesos digitales, etc., son fantásticos como herramientas tanto para quienes ofrecen el servicio como para quienes lo reciben, pero es importante no olvidar la comunicación, el interés de conocer lo que el paciente siente, piensa y quiere.
Y, desde luego, empatizar con sus necesidades. La calidez, el buen trato, el ser escuchado, aunado a la atención profesional determina la decisión por quedarse o permanecer de quien requiere un servicio dental.
Detalles
Durante diciembre los regalos, grandes o pequeños, se dan por todas partes: entre familia, amigos, compañeros de trabajo, y, por qué no, hacia nuestros pacientes.
- Tal vez no es costumbre, pero es bonito recibir un obsequio, un calendario del consultorio, un magnético del mismo, incluso ¡cepillos dentales o pastas con el logo de tu clínica!
Hay quienes ofrecen bonos para la siguiente visita, con algún descuento
Nada costoso pero representativo del aprecio que se le tiene como paciente.
- Y de forma constante: una llamada para saber cómo se encuentra nuestro paciente, principalmente después de haberle realizado un procedimiento.
- Puedes involucrarlo en el mundo odontológico por medio de pláticas virtuales sobre prevención o actualidades de interés.
- Tratarlo amablemente mientras se está con él, es decir, usar palabras que lo reconforten; explicarle el tratamiento que se le hará a continuación; pedirle que nos avise si siente molestia en el momento, etc.
- Una llamada en su cumpleaños dice mucho. En verdad.
No solo se logra hacer fieles a los pacientes que ya tenemos, sino que se promueve una excelente recomendación.
Hay cosas que jamás pasarán de moda, ni con los mayores avances médicos o con tecnología de punta, robotizada, de primer nivel, y una de esas es el trato personalizado, amable, con calma, el de aquel que entiende al otro más allá de ser su paciente y una fuente de ingreso.
En esta Navidad recordemos su importancia para ponerlo aun más en práctica, o desarrollarlo como un propósito de año nuevo.