Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
La tuberculosis, una enfermedad que muchos creen erradicada, aun existe en nuestro país y, como el COVID-19, puede transmitirse de forma aérea. De ahí el riesgo de contagio en consultorios dentales.
El pasado 24 de marzo fue el Día Mundial de la Tuberculosis. Ese día, pero de 1882, el doctor Robert Koch descubrió la bacteria que causa la tuberculosis y con ello, la oportunidad de diagnosticarla y tratarla.
Según su historia, a mediados del siglo pasado tuvo una gran incidencia en todo el mundo, sin embargo, nuevos descubrimientos, el mejoramiento en la calidad de vida y el progreso médico, disminuyeron los casos a tal grado que se pensó que podía erradicarse.
Desafortunadamente surgieron nuevas cepas de la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que fueron haciendo huéspedes a personas inmunosuprimidas, y vulnerables por alguna enfermedad como la diabetes, que, precisamente, disminuye la función inmunitaria.
La tuberculosis, hoy en día
La Dra. Tereza Kasaeva, directora del Programa Mundial contra la Tuberculosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su mensaje emitido durante la celebración del Día Mundial, afirmó que, en la actualidad, cada día 4 400 personas pierden la vida y cerca de 30 000 personas se contagian de tuberculosis, esta enfermedad que no solo debería ser controlada sino prevenida. Explicó que con la participación de varios países en programas y proyectos mundiales se ha logrado salvar a más de 74 000 000 de personas desde el año 2000.
Sin embargo, lamentó que, con la crisis económica global, la pandemia por COVID- 19 y aspectos de inequidad social y económica, revirtieron el progreso que se llevaba ya con la tuberculosis. Y agregó: “Por primera vez en 10 años, los reportes de enfermedad y muerte por TB se han incrementado. Tanto las acciones como las inversiones para combatirla no han sido suficientes en la actualidad para terminar con esta epidemia”.
El contagio, por vía aérea
El principal medio de contagio es por vía aérea, y los pulmones son los más afectados, aunque también pueden resultar los riñones, huesos y ganglios linfáticos, en menor medida, por supuesto.
Según diversos estudios, en la mayoría de los casos y gracias al sistema inmune, quien se contagie por la inhalación de los bacilos que expulse una persona con la enfermedad a través de toser, hablar o estornudar, no tendrá mayores consecuencias ni desarrollará la enfermedad, aunque esté contagiada (tuberculosis latente).
Sin embargo, el resto sí tendrá síntomas, podrá contagiar a otras personas (tuberculosis activa) y dependiendo de factores como su estado inmunitario, alimentación, sin tratamiento o con enfermedades concomitantes, puede ser mortal.
Y como con el COVID, los lugares cerrados, sin ventilación, con mucha gente, propiciarían el contagio. Y, al ser por vía aérea, los procedimientos dentales pudieran ser el vehículo. Si bien las investigaciones apuntan a que el contagio se da principalmente en lugares como casas de ancianos, cárceles e incluso la habitación del enfermo en su propia casa, los aerosoles generados en el consultorio implican un riesgo.
La posibilidad de contagio es poca, aun así, se recomienda tomar medias para evitar que procedimientos como la preparación cavitaria de una persona con tuberculosis, genere aerosoles con el bacilo, mismo que pudiese ser inhalado por el dentista o su asistente.
Qué debo saber para conocer el riesgo en mi consultorio
Es sencillo, las probabilidades de riesgo varían, solo considera lo siguiente:
1.- Incidencia de tuberculosis activa en la comunidad donde está el consultorio.
2.- Cuántos pacientes con tuberculosis activa han ido al consultorio en el año.
3.- Investigar si ha existido contagio en el consultorio sea de paciente a odontólogo o entre pacientes al estar en espera.
En general se consideran de bajo riesgo, sin embargo, las medidas de prevención son sencillas, y, como dicen por ahí, “ya se las saben”. Estas son:
- Uso de cubrebocas profesionales para el dentista y su equipo.
- Ventilación, de preferencia natural para que el aire circule. Si no es posible, entonces hay que adquirir ventilación artificial con filtros que renueven el aire constantemente.
- Lo ideal es evitar tratar a alguien con tuberculosis activa, a menos que sea urgente. Programarlo para cuando termine su tratamiento contra esa enfermedad y ya no la tenga activa.
La Dra. Tereza Kasaeva nombra a la tuberculosis como epidemia, esto significa una enfermedad que afecta de una forma mayor a la esperada, a ciertos individuos y por tiempos determinados. Nada mejor que prevenir mientras exista.
Este año, la OMS y los organismos involucrados a nivel mundial reanudarán la batalla para erradicarla. De hecho, los programas para 2023 se denominan “Sí podemos acabar con la tuberculosis”. Ojalá sea así.
Fuentes:
OMS-video mensaje de la doctora Tereza Kaeva en el dia mundial contra la tuberculosis/15 marzo 2023
Pareja-Pané German. Tuberculosis y odontología. RCOE. 2004;9(3)
www.gob.mx/diabetes y tuberculosis: el choque de dos epidemias