Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
Es ya poco común, pero sigue sucediendo. Las agujas para anestesia que llegan a romperse o, por algún motivo, a incrustarse dentro de la cavidad oral, pueden representar un gran peligro si no se actúa bien y a tiempo.
En una de las noticias internacionales en el ámbito dental de meses recientes, destacó la de una niña a la que se le quedó incrustada una aguja de anestesia dental en el cerebro.
Sucedió en Barcelona en el año 2023, aunque voceros del Hospital San Joan de Déu, institución en donde le fue extraída, lo dieron a conocer oficialmente en abril del presente año.
Se desconocen las razones, pero la mamá de la niña de 4 años refirió que vieron cómo cuando el dentista a donde la llevaron para tratar una caries retiró la jeringa de la boca, la aguja no salió. El dentista y otros más intentaron sacarla, pero esta se hundía más.
Uno de esos dentistas contactó al jefe de Cirugía Maxilofacial del Hospital San Joan de Déu, Joseph Rubio, quien decidió internarla para extraerle la aguja. El procedimiento se realizó dos días después, en cuanto se tuvo el quirófano disponible.
El Dr. Rubio y el neurocirujano pediátrico José Hinojosa al intervenirla, se encontraron con que la aguja (1 cm de longitud) había migrado al cerebro a través de un agujero oval, por donde pasan nervios y arterias, debido a los movimientos de la boca. Esto hizo la cirugía más complicada, pues si bien al ingresar la pequeña a urgencias y después de una tomografía, se había observado la aguja en la mejilla, esta ya se había desplazado.
Con una incisión del lado derecho de la cabeza, la aguja fue extraída y, afortunadamente, sin secuelas para la pequeña llamada Sara.
Existe también la ruptura de la aguja de anestesia, donde parte de esta se queda en el interior. Las razones pueden ir desde la poca colaboración del paciente cuando es pediátrico hasta doblar la aguja de forma inadecuada, insertarla completamente en el tejido blando, usar agujas con calibres inadecuados, falta de experiencia del dentista o incluso por defecto de fabricación.1
En cualquier caso, es preferible retirarla dado que puede desplazarse hacia sitios como el espacio parafaríngeo, espacio perivertebral, base de cráneo, espacio carotídeo, coclea e incluso con penetración a la arteria carótida interna y poner en riesgo vasos sanguíneos o nervios.1
Si bien día a día se facilita más el procedimiento de anestesia para un tratamiento dental, un artículo científico* recomienda algunos puntos para disminuir el riesgo de que suceda este tipo de accidentes:
- Revisar y explorar las características y condiciones de las estructuras anatómicas regionales antes de realizar la técnica anestésica.
- Utilizar una aguja calibre 25G o 27G larga (35 mm de longitud).
- Revisar la aguja minuciosamente y observar si no tiene algún defecto.
- Evitar doblar la aguja, sobre todo a nivel del conector.
- Explicar ampliamente al paciente cómo se llevará a cabo el procedimiento anestésico y qué es lo que sentirá. Agregaríamos sugerirle que evite moverse bruscamente o cerrar la boca.
- Realizar correctamente la técnica anestésica.
- No insertar completamente la aguja. En un adulto la inserción en el tejido debe ser de 20-25 mm de profundidad.
- Evitar los cambios pronunciados de dirección de la aguja dentro del tejido.
- Infiltrar lentamente el anestésico local.
- Cambiar la aguja si se requieren infiltraciones repetidas.
Fuentes:
*1https://revestomatologia.sld.cu/index.php/est/article/view/3855/2056