Al navegar por la red y visitar desde ahí a la Organización Mundial de la Salud, encontramos infinidad de boletines, entrevistas e información sobre la salud bucal, la función del odontólogo, el papel de la dieta en la aparición de caries dental, y, por supuesto, la protección del paciente en el consultorio dental, entre muchos más. Sin embargo, poco se pudo apreciar respecto al odontólogo y los riesgos inherentes a la práctica médica, riesgos que van desde contacto con pacientes enfermos de Covid, hasta aquellos provenientes del manejo de biológicos y, de gran importancia, los que afectan su salud, caso concreto, afectaciones musculoesqueléticas.
Los profesionales de la salud bucal invariablemente pasan tiempo prolongado en una misma posición, algunas francamente incómodas, al tiempo que ejercen fuerzas específicas; llevan a cabo movimientos repetitivos, algunos de ellos con aparatos vibratorios. Realizan torsión excesiva del cuello, elevaciones de hombro, flexiones de codo, inflexiones hacia adelante desde la cintura y sin soporte, etc. Si bien hay grados de intensidad en las molestias y en la gravedad del daño, la gran mayoría los padece, en ocasiones, desde sus prácticas como estudiantes.
Dentro de la literatura consultada al respecto, encontramos una tesis donde mencionan las partes con sintomatología más referidas por los médicos odontológicos, en el siguiente orden: espalda alta, espalda baja, cuello, hombros, codo, muñeca y mano, cadera o muslo, rodillas y, finalmente, tobillos.
Afecciones como dolor crónico de cuello, la bursitis (inflamación de las bolsas sinoviales que llevan a cabo la función de amortiguadores en los huesos, tendones y músculos que rodean las articulaciones), el síndrome del túnel carpiano, espondilosis cervical o lumbar (degeneración de la columna vertebral), epicondilitis (inflamación de los tendones el codo), esguinces, etc., se presentan comúnmente y, en algunos casos, pueden volverse incapacitantes.
Es importante, por lo tanto, que los odontólogos, y en general los encargados del cuidado bucal, se concienticen y dediquen algunos minutos al descanso o a una breve ejercitación reparadora dentro de su jornada laboral, entre consulta y consulta, por ejemplo. Realizar estiramientos y flexiones adecuadas, de manera suave y con previo calentamiento, son eficaces en la relajación de los músculos.
El dolor de espalda, de los más referidos, es una patología de amplia incidencia incluso en la población en general. Por ello, no está de más acudir con un especialista (traumatólogo u ortopedista) para que les proporcione una guía de ejercicios a seguir con el objetivo de minimizar los efectos de una mala postura, no solo de la espalda, sino en general. Recuerden que la salud musculoesquelética se encuentra íntimamente relacionada con la salud de todo nuestro organismo, de ahí la importancia de comer e hidratarse bien, reducir el estrés y evitar contaminantes como el tabaco, para mejorar la condición física.
El uso de accesorios ortopédicos para prevenir el estrés articular o productos específicos que reducen la inflamación y el dolor, quizá sean necesarios también, claro, a través de una prescripción médica. Asimismo, la adecuación del equipo en el consultorio, a uno mayormente ergonómico será beneficioso; ponderar la salud sobre el costo que este pudiera tener, es importante al decidir su adquisición.
A pesar de ser una de las profesiones médicas con mayor riesgo de padecimientos musculoesqueléticos, existen opciones para reducir la exposición a estos, incluso para prevenirlos. ¡Así que, manos a la obra!
fuente:
repository.ces.edu.co
acta odontológica venezolana/vol. 44/ 2006