Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
Los piercings en la boca, sean la lengua, los labios, el frenillo lingual, pueden desencadenar muchos daños, y en casos extremos, hasta infecciones diseminadas.
Las modas y su difusión hoy en día están al alcance de todos. Esa prontitud en la transmisión de eventos, noticias, etc., si bien es de gran utilidad en muchos casos; en otros, solo promueve prácticas por demás dañinas.
El origen del piercing en la boca data de hace siglos, donde representaba atractivo y poder sexual, además de que mostraban diversas etapas en la vida de esa persona, o eran colocados por motivos religiosos, etc.
Según literatura, los piercings en los labios datan desde el año 4000 a.c.
Sin embargo, como todo se transforma con el tiempo, pero siempre se repite, ahora es moda.
Por ello, es importante que el dentista advierta sobre los peligros que podría implicar este tipo de adorno en la lengua, principalmente. Además de revisar frecuentemente a quien lo porta, para detectar cualquier anomalía.
Riesgos
Revisando diferentes fuentes, se encontró que, además de que el piercing puede infectarse y que, durante su colocación, seguramente habrá inflamación y dolor, probable hemorragia, o quizá contagio de alguna enfermedad si no se cuenta con los materiales esterilizados, etc., el adorno podría favorecer:
Daño a la encía,
Alergia al material que se coloca
Fracturas y fisuras dentales,
Bacteriemia que, en caso extremo puede provocar sepsis,
Acúmulo de placa y sarro,
Alteraciones del habla y la masticación, que se producen por la posición del piercing
Malposición dentaria,
Pérdida ósea,
Complicaciones provenientes de una mala colocación como la ingestión accidental del piercing, entre otros.
¿Qué hacer como dentista?
Aun cuando las personas son libres de realizarse tatuajes, piercings, y muchas cosas más, es deber del odontólogo advertir de las complicaciones y muy probables consecuencias de la colocación de los piercings orales. Y, como dicen los expertos, jamás recomendar uno.
De la misma forma, debe orientar sobre las condiciones de higiene que debe verificar el paciente antes de la colocación del piercing, así como las que seguirá después, para disminuir el riesgo de complicaciones.
Existirán pacientes a quienes será necesario tratarlos con terapia antibiótica si presentan alguna infección; otros, incluso pueden remitirse a un manejo hospitalario en caso de alguna reacción no deseada.
Y si se observan alteraciones funcionales o daños en las estructuras dentales o tejidos periodontales, además de complicaciones evidentes, la opción del retiro del piercing debe recomendarse.
“Sobre aviso, no hay engaño” reza el refrán. Como profesionales de la odontología hay que orientar y advertir a los pacientes acerca de las consecuencias que estos “adornos” pueden traer a su boca, algunas de las cuales resultan ser muy peligrosas.
Fuentes:
Escudero N, Bascones A. Posibles alteraciones locales y sistémicas de los piercings orales y periorales. Avances en odontoestomatología. 2007;33 (1).
dentalmep.com