Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
A un par de semanas de celebrar, como cada año, el Día de Santa Apolonia (9 de febrero), patrona de los dentistas, recordaremos brevemente parte de su historia.
Cruel y desgarrador ha resultado adentrarse en el mundo informativo acerca de ella. Pues, según cuentan registros, durante los últimos años del reinado de Filipo El Árabe, en Alejandría (en Egipto) (siglos 244 y 249 D.C), fue víctima junto con gran parte de población cristiana, de arrestos y “castigos” mortales; en el caso de Apolonia, cuentan, por levantarse contra una autoridad romana.
Santa Apolonia fue una mujer culta y educada en la fe cristiana, al grado de ocupar un puesto de gran jerarquía, como “dictante de catequesis”. Toda su vida adolescente y adulta (murió a los 49 años) se dedicó a su fe.
Durante las persecusiones y torturas a quienes profesaban la religión mencionada, Apolonia resultó víctima, sufriendo los peores tormentos: de forma violenta le fueron extraídas piezas dentales, con piedras y puntas de hierro calientes, antes de ser enviada a la hoguera por no reconocer a dioses paganos y negarse a renunciar al cristianismo.
Según la publicación ecured.cu, historiadores cristianos mencionan la existencia de algunas cartas de Dionisio, obispo de Alejandría, donde relata cómo sus feligreses fueron atrapados y torturados. En uno de esos relatos, habló de Apolonia: “Estos hombres la agarraron también y con repetidos golpes rompieron todos sus dientes. Entonces amontonaron palos y encendieron una hoguera afuera de las puertas de la ciudad, amenazando con quemarla viva si ella se negaba a repetir, después de ellos, palabras impías, como blasfemias contra Cristo o invocación a dioses paganos. Por petición propia, fue entonces ligeramente liberada, saltando rápidamente en el fuego, quemándose hasta la muerte”.
Nace la leyenda: dice la historia que mientras se encontraba dentro de la hoguera, Apolonia gritó a los presentes que la invocaran cuando tuvieran malestares y dolores dentales, para que ella intercediera y así terminar con los padecimientos que los aquejaran.
Después de varios siglos, aparece su figura en la liturgia católica (siglo XIV) y es cuando empieza a ser invocada para quitar dolencias y malestares dentales, por ello se le llama la patrona de las enfermedades dentales, celebrando su día, el 9 de febrero.
Y, con el tiempo, la de los odontólogos. Su imagen está representada en ocasiones con unas pinzas en la mano y un diente; otras, con dientes en una bandeja. Y la palma del martirio en la mano.
Cuanta historia, anécdotas, vestigios, etc., hay de esta profesión tan hermosa. Pronto se celebrará el Día del Dentista, fecha en que se reconocerá la labor de los dedicados a esta profesión, quienes, por todo México y el mundo realizan acciones con la población para mejorar la calidad de la salud bucodental, aspecto trascendente en el funcionamiento del cuerpo a nivel general. ¡Enhorabuena!
Fuentes:
clinicadentalvallecas.es
cambraclinic.com
ecured.cu