Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
El plástico, ese material extensamente utilizado en el mundo, tanto en productos como en insumos para la elaboración de miles de materiales; en las diferentes actividades humanas, etc., ha sido uno de los elementos que más ha influido en la contaminación ambiental, pues aun cuando es reciclable, el 91 % no recibe este proceso, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
No solamente por sus características propias, ya que es un producto sintético; un polímero: material formado por la unión repetitiva de miles de átomos hasta formar moléculas de gran tamaño, conocidas como macromoléculas.1
Malas prácticas en la disposición final, poco reciclaje, entre otros aspectos han hecho que este material, a pesar de ser tan útil, se convierta en un foco de contaminación a nivel mundial, principalmente en los mares, a donde van a parar toneladas anualmente; 13 millones para ser exactos, según la información de la ONU ambiente, en 2018.2
Es así que, en la industria odontológica, las empresas se han preocupado por mejorar esta situación y han elaborado estrategias para disminuir el impacto. Además de prácticas y acciones específicas, la fabricación, por ejemplo, de cepillos dentales ahora tiene tendencia hacia el uso de materiales más reciclables y degradables, por ejemplo, la madera y el bambú.
La ventaja principal es, precisamente, su biodegradabilidad y con ello, reducción de desechos plásticos.
Asimismo, el bambú, por ejemplo, es considerado un antimicrobiano natural, lo que beneficiaría la situación de la acumulación de bacterias que un cepillo de dientes puede generar al estar húmedo o en zonas donde proliferen hongos y bacterias.
La madera en el cepillo dental, al ser este desechado, puede utilizarse para composta o nuevos productos con este recurso natural.
A pesar de tantos beneficios, sin embargo, el uso de estos materiales presenta algunas desventajas, entre ellas, el costo, ya que, al igual que con los cepillos dentales de plástico, los naturales deben cambiarse cada tres meses.
De igual forma, el uso bambú en las cerdas puede rallar la superficie de los dientes, dado que el grosor y dureza de las cerdas son difíciles de estandarizar.
Por otra parte, muchos productos considerados “sostenibles” no lo son tanto al tener las cerdas o el envoltorio hechos con materiales que no lo son.
Sí, la madera y el bambú son tendencia, se consideran ecológicos y, definitivamente una gran alternativa ante la excesiva contaminación de los plásticos. Sin embargo, aún se requieren mayores estudios que avalen la efectividad del uso de estos cepillos en la cavidad oral, así como la viabilidad de producirlos 100 % biodegradables, originales y con evidencia clínica de ser superiores a los que normalmente se utilizan.
Fuentes:
1https://ciencia.unam.mx/leer/766/una-vida-de-plastico
2 https://www.gob.mx/semarnat/es/articulos/contaminacion-por-plasticos-en-el-oceano-cifras-alarmantes