La cirugía ortognática forma desde hace años parte de algunos tratamientos ortodóncicos:
En ocasiones, cuando se realiza el tratamiento en tres tiempos, y recientemente, la conocida surgery first (tratamiento con cirugía previa al tratamiento ortodóncico).
En ambos casos, el ortodoncista debe estar preparado. Se necesita de conocimientos y experiencia para determinar cuándo se debe operar y cuando no, porque, a pesar de que la cirugía la realiza el cirujano maxilofacial, en realidad es el ortodoncista quien tendrá la responsabilidad del caso, mismo, que debe terminar exitosamente, tanto de manera estética como funcional.
El doctor Ricardo Medellín, reconocido ortodoncista y conferencista, considera que uno de los retos a los que se enfrenta todo especialista en ortodoncia es: opero o opero; como lo es también decidir extraer o no. En ambos casos, los procedimientos son prácticamente definitivos y por ello deben analizarse a profundidad.
El cirujano maxilofacial debe entender el plan de tratamiento desde el punto de vista ortodóntico y el ortodoncista debe ser capaz de identificar los objetivos del tratamiento ortodóntico pre-quirúrgico y conocer las limitaciones de la cirugía ortognática(RCOE vol.11 no.5-6 sep./dic. 2006).
Esta comunicación puede determinar el éxito o el fracaso de los pacientes con deformidades dentofaciales.
El doctor Medellín comentó en su conferencia de cirugía ortognática: “Si tomamos en consideración que los dientes están en unos maxilares: superior y otro inferior, cuando ambos están bien relacionados en sentido sagital, principalmente, sin importar que estén apiñados, deben tener una compensación específica, es decir, un diente va a tener cierta inclinación y el otro una muy similar, porque la distancia entre los dos maxilares no es mucha y es la correcta.
Un paciente quirúrgico, ortodóncicamente hablando, no tiene gran complejidad, solo se debe observar si existe una coordinación en sentido transversal; es lo primero a considerar cuando estás montando o “tratando de jugar sagitalmente con los maxilares” antes del evento quirúrgico. Posteriormente, se debe checar qué tanta compensación tienen los dientes: entre más compensación más quirúrgico será el caso”.
La descompensación dentoalveolar
Es entonces, cuando la descompensación como parte del manejo ortodóncico prequirúrgico toma importancia. Esta, se trata del movimiento que el ortodoncista hace para acentuar la deformidad del paciente para, posteriormente, colocar los dientes en la posición correcta, una vez terminada la cirugía que corregirá las deformidades dento-cráneo maxilofaciales del paciente: “la cirugía ortognática va a acomodar solamente los huesos en una posición apropiada, de acuerdo a la descompensación dentoalveolar. Ojo: si tú, como ortodoncista, no descompensaste correctamente el caso en un paciente que se va a operar, es como si se hubiera hecho media cirugía y media ortodoncia”, afirmó el doctor Medellín.
Manejo adecuado previo
Dentro de su conferencia, el doctor enfatizó que el procedimiento ortodóncico será completamente diferente si se va a operar el paciente o si solo se va a compensar: “si un paciente tiene mordida abierta, por ejemplo, y se va a operar, no le colocas elásticos anteriores; tampoco lleva mecánicas de intrusión posterior; al contrario: extruyes muy bien atrás e intruyes muy bien adelante y haces una mordida abierta, lo otro lo hará el cirujano. Pero si no la logras hacer, si medio abriste la mordida, el cirujano va a cerrar; pero como los dientes no se han descompensado se va a volver a abrir”, ejemplificó.
De nuevo, el diagnóstico y plan de tratamiento de manera conjunta entre cirujano maxilofacial y ortodoncista son básicos. Asimismo, los estudios prequirúrgicos, el manejo antes y durante la cirugía, así como los cuidados y tratamiento posquirúrgico ortodóncico, son determinantes en los resultados esperados.
Los retos son muchos. Tal vez en México se hace opta poco por la cirugía ortognática dada la gran responsabilidad que implica para el ortodoncista, así como una insuficiente preparación, en ocasiones, y el costo. Sin embargo, al ver a un paciente feliz, con funcionalidad y estética armónicas y perfectas, con una calidad de vida inmejorable, seguridad en sí mismo, etc., bien vale la pena.