Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
La palabra más común y tan utilizada hoy en día es empoderamiento. Este término, se define como un proceso a través del cual se analizan y detectan las necesidades de una persona o grupo desfavorecido, a fin de dotarles de las herramientas necesarias para que puedan conseguir su autonomía y superar alguna condición de vulnerabilidad.1
¿Cómo podría adaptarse en el plano odontológico? Se trata de ofrecer al paciente las herramientas necesarias para que este puede involucrarse activa e integralmente en la atención de su enfermedad oral, como la periodontitis o la caries.
Esto es: en muchas ocasiones al paciente no se le explican aspectos determinantes como las consecuencias de no asistir al dentista ante la presentación de una afectación, de cepillarse inadecuadamente, o de las repercusiones de una pobre alimentación basada en exceso de azúcares y carbohidratos.
Por lo general, se atiende al paciente, se le dan instrucciones para su cuidado postratamiento y se acabó.
Muchos pacientes desconocen, por ejemplo, la relación entre enfermedades sistémicas y una periodontitis, de cómo una mala condición oral puede agravar padecimientos como la diabetes o enfermedades cardiacas.
Concientizar a las personas a través del otorgarles conocimientos es una tarea que corresponde al dentista, ofreciéndole, entonces, herramientas para que le den la atención que requiere la salud oral y, aun mejor, una prevención que no solo se limite a lo básico que es lavarse bien los dientes y acudir al dentista cada determinado tiempo, sino hacerla desde las bases, con hábitos que mejoren la calidad en la condición bucal, como una buena alimentación.
Ofrecerles información sobre el daño que hace el tabaco, el alcohol, también harán comprender la importancia del cuidado de la salud y de cómo el no hacerlo, afecta no solo órganos como el hígado, el corazón, los pulmones, sino la mucosa oral, la lengua, los dientes y hasta los labios, además, por supuesto, del riesgo a padecer cáncer bucal.
Empoderar al paciente, lo motivará a tomar las riendas de su salud con un convencimiento en varios aspectos de su vida y no solamente limitado a la higiene oral, que, dicho sea de paso, también requiere de orientación para hacerla correctamente.
Si se le plantea al paciente de forma clara su situación oral, así como las opciones de tratamiento que requiere, “desmenuzando” los pasos, tiempos, costos, consecuencias, beneficios, etc., con seguridad habrá una mayor participación y un ir de la mano con su odontólogo, en los procesos tanto clínicos como de relación personal; una mayor confianza de que está siendo guiado por su especialista pero, al mismo tiempo, es él el responsable de su manejo en todos los planos: preventivo, de tratamiento, seguimiento, etc., para lograr y mantener una excelente salud estomatológica.
Fuentes:
1 www.bienestar.gob.mx/desarrollo