Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
A lo largo de las publicaciones de nuestra revista Odontología Actual se han encontrado temas por demás interesantes, sin embargo, en la edición de este mes se encuentra uno que habla sobre los problemas a los que se enfrenta el dentista respecto a su pérdida de audición, en la práctica diaria.
Ya hemos publicado temas referentes a las consecuencias en la salud como contracturas, compresiones de disco, rotura de ligamentos, lumbalgia, dolor de cuello, etc., por adoptar ciertas posiciones inadecuadas al realizar algún procedimiento dental.
Asimismo, se ha tocado lo referente a la seguridad en el consultorio dental en relación al COVID, por ejemplo. De las medidas a tomar, cómo seguir una práctica odontológica con menos riesgos de adquirir esta enfermedad, etc.
Sin embargo, el tema que abordaron en la edición de enero de 2023, los profesores de la Facultad de Estudios Superiores de Iztacala, de la UNAM resultó atractivo pero preocupante. Y es que aun y con toda la tecnología actual, no se puede evitar la contaminación auditiva (o contaminación acústica ambiental) de ciertos aparatos con los que trabajan los odontólogos.
Los autores afirman que, en la práctica diaria, se emiten ruidos que sobrepasan los límites establecidos por las normas oficiales y que causan daño auditivo, dado que a pesar de que no es un ruido tan intenso, es continuo. Como caso concreto mencionaron la docencia de la Odontología y su práctica diaria.
Mencionan que, en un estudio realizado por McClellan en 1993, se demostró que la utilización de piezas de mano de alta velocidad (300 000 a 400 000) puede ser responsable de la sordera adquirida por ruido.
En el artículo sobre las alteraciones auditivas, los autores hicieron análisis en las ocho clínicas de la FES Iztacala, entre docentes y alumnos. Encontraron que los maestros tenían problemas más severos de hiopacusia, que los alumnos.
Como sabemos, la intensidad del sonido se mide en decibelios. Un ruido de más de 85 a 120 decibeles puede dañar permanentemente el oído si se expone constantemente a este. En un recuadro que presentan, se puede apreciar que:
- La compresora: tiene un promedio de 105.1 dB
- Unidad de succión: 84.3 db
- Micromotor y fresón de hojas rebajando acrílico: 89.5 db
- Escareador eléctrico más eyector: 87.55 db
Así, como en estos ejemplos, y en varios otros, los profesores de la FES Iztacala demostraron cómo el uso de la aparatología en procedimientos y tratamientos dentales puede afectar la salud auditiva. Por ello, sugirieron una serie de recomendaciones:
- Procurar aislamiento de lugares donde se usen compresoras y unidades de vacío
- Revisión continua de aparatos que generen ruidos innecesarios para arreglarse o sustituirse.
- Recomendar que se haga obligatorio el uso de manguitos o tapones auditivos para la protección contra el ruido, sea en clínica o en laboratorios.
- Cuidar y verificar el estado de salud auditivo en las instituciones de enseñanza, en laboratorios y en consultorios, con especialistas que puedan minimizar el daño.
Muchos aspectos más deben considerarse, pero, principalmente, dar la importancia real que tiene. Llevar acciones, fomentar la práctica sana y consciente de los aparatos emisores de ruido, porque al final, pacientes, estudiantes, docentes, odontólogos, personal y laboratoristas resultan perjudicados.
Fuente:
tomado de: Medición de ruido emitido durante la docencia, en la Clínica Odontológica Almaraz de la FES Iztacala. Enero 2023. Odontología Actual. Pujana J; Llamosas E; Ávila S; Rosas G; Stein E.