Por: Jacqueline Menchaca/blog/newsletter
Ni hablar, en nuestro país, la atención odontológica privada es cara. Quizá porque en las instituciones públicas el servicio no tiene las condiciones tecnológicas que ahora se utilizan, o porque las citas para los procedimientos en ocasiones son muy espaciadas, o porque simplemente muchos prefieren a un dentista privado porque se recibe otro trato, uno más personalizado; el caso es que hoy en día acudir a una consulta dental requiere una buena inversión.
Sin embargo, ese quizá no sea el problema: en muchos casos este se presenta cuando, además de pagar altos costos, los tratamientos no se hacen bien. Es ahí donde uno como paciente se decepciona, pues se acude para resolver algún problema oral, llámese inflamación gingival, problema periodontal, recesión, caries, etc., y después de recibir la atención y ser informado que todo estuvo bien, a los pocos meses resulta que de nuevo se tienen síntomas. Se acude con otro odontólogo y se entera que el trabajo realizado no se hizo correctamente.
El paciente, entonces, perdió dinero, tiempo y lo más lamentable, la salud de su órgano dental o en algunos casos, se llegó hasta la extracción.
Si bien la actualización profesional es indispensable en esta carrera, así como una buena experiencia basada en la práctica diaria, lo es también la honestidad con el paciente. ¿Por qué tratar algo que no se sabe cómo abordarlo o informarle si algo salió mal?
Es así que un paciente puede iniciar un “peregrinar” por varios consultorios para resolver sus problemas, encontrándose con odontólogos, especialistas, que atienden con la mejor disposición, pero con resultados pobres… y el viaje continúa. Y el dinero se sigue tirando.
Cuando se paga … ¡y se agradece por ello!
¡Ah! pero qué agradable es llegar al consultorio adecuado. Si bien un paciente busca en ocasiones a dentistas por internet, dado que los recomendados lo dejaron mal, al llegar a la consulta y después de la experiencia obtenida, uno ya se puede dar cuenta si, en esta ocasión, se halla en el lugar correcto.
Cada aspecto tiene relevancia, desde la recepción y la puntualidad. En el caso que se presenta, el paciente refiere que al llegar se le atendió muy amablemente. De inmediato se le presentó un cuestionario para llenar, con datos generales, personales, así como de padecimientos congénitos, adquiridos, qué medicamentos toma, a qué es alérgico, etc.
A la hora indicada, la doctora, especialista en periodoncia, lo recibió muy amablemente, y ya dentro del consultorio le hizo algunas preguntas más, principalmente sobre el motivo de la consulta, y le indicó lo que haría a continuación.
Se trató de un sondaje para determinar si existían bolsas periodontales; este, lo realizó en cada uno de los órganos dentales, con excelente pericia. Iba dictándole a su asistente el grado de profundidad de cada uno.
Posteriormente, con un sistema digital de rayos x, se tomaron algunas placas con el fin de reconocer el estado de la boca. También, la doctora llevó a cabo una revisión exhaustiva.
Después de eso, ella le explicó de una manera clara y concisa lo que había encontrado, las expectativas y los procedimientos a realizar.
Recomendó una tomografía para ver la condición de una muela – motivo de la consulta- que le estaba provocando inflamación y dolor. Sí, se la había atendido 8 meses antes por la módica cantidad de 20 mil pesos que incluyó endodoncia, alargamiento de corona y prótesis de porcelana, pero quedó mal.
Por el momento, le sugirió limpieza dental, así como raspado y alisado radicular en toda la boca, por cuadrante, dado el resultado del sondaje. Se le dio el presupuesto, costoso, pero que ha valido la pena.
La limpieza se llevó a cabo de una manera extremadamente profesional por otra odontóloga, parte del equipo médico. Antes, le explicó detalladamente al paciente cómo cepillar los dientes, qué tipo de cepillo usar, qué tipo de pasta, etc., de una forma muy práctica a la vez que resolvió todas las dudas que este tuviera.
Se le proporcionaron unos lentes al paciente y se inició con la utilización del airflow, un dispositivo con una técnica de profilaxis avanzada que utiliza una mezcla de aire, agua tibia y un polvo abrasivo fino (generalmente bicarbonato o eritritol) para eliminar: Placa bacteriana, pigmentaciones extrínsecas(manchas por café, tabaco, vino, etc.) y biofilm subgingival y supragingival.
Al continuar con sarro y placa en algunas zonas, se le dio una nueva cita (sin costo ya) para continuar, ahora con el ultrasonido.
Al llegar, la recepcionista le tomó la presión arterial para asegurar que todo estuviera bien.
Dada la sensibilidad del paciente, se le anestesió en algunas zonas sin que se sintiera dolor o molestia alguna ni antes ni después del procedimiento y con un resultado muy agradable y estético.
Los alisados y raspados radiculares resultaron todo un éxito también, dos cuadrantes en una sesión y dos en otra. Fueron realizados inicialmente con el airflow como preámbulo, para continuar con las curetas y el ultrasonido, todo con anestesia local previamente aplicada.
Aún se está en el proceso del tratamiento a seguir para la muela afectada -mencionada anteriormente- ya que la periodoncista está revisando la tomografía aun, pero, con seguridad, el llevará a cabo en esa clínica dicho tratamiento.
Con estos dos procedimientos no invasivos y sus resultados principalmente, se ve claramente el profesionalismo de los especialistas, que, aunado a toda la infraestructura del consultorio y la atención desde la recepción, bien valen la pena todo lo que pudiera pagarse.

